Bailando con lobos y el liderazgo germinador
Hace unos días he vuelto a ver la película “Bailando con lobos”, hacía más de 20 años que la vi por primera vez y al revisitarla me he encontrado con un modelo de liderazgo más allá de “Braveheart”.
Desde hace tiempo que me viene rondando por la cabeza el
concepto de LIDERAZGO GERMINADOR. Una versión más mundana y terrenal del liderazgo
TRANSFORMADOR, y explorando sus características y su potencial me he encontrado
con un buen ejemplo en “Bailando con lobos”.
Detrás de esta poderosa narrativa se esconde una profunda
conexión entre la tierra y lo humano. Somos suelo, somos tierra y en polvo nos
convertiremos.
Las personas que en este camino dejan huella, hacen crecer y
desarrollarse a otros son las que manifiestan este poder germinador a través de
su relación con el entorno.
¿Qué hace un líder germinador?
En la película John Dunbar (protagonizado por Kevin Costner), se aleja de un sistema militar obsoleto y asfixiante para abrirse a una nueva cultura, el líder germinador se desapega del control tradicional y se abre a nuevas formas de pensar.
La capacidad de observación, escucha y atención plena son
imprescindibles para esta conexión con lo ajeno, con lo diferente, sin
juzgarlo, solo recibiendo para entender.
Compartir sin imponer su visión, desde el aprendizaje mutuo
y el respeto por lo diverso.
El vínculo con el lobo, como símbolo y tótem de libertad y
fortaleza, nos llevan a las relaciones basadas en la franqueza radical y la
confianza desde lo auténtico.
La transformación que sufre el propio protagonista nos habla
de la necesidad de entrar en sintonía con el entorno, resonando primero desde
la similitud para poder ser escuchado desde lo propio.
Estas son habilidades absolutamente necesarias en un mundo que
cambia a gran velocidad pero que al tiempo se resiste al cambio. Necesitamos personas
en nuestro entorno personal y profesional con esta capacidad germinadora:
- 1. Germinando, porque ejercer el liderazgo comienza por uno mismo, un líder tiene que sentir su propio poder de crecimiento, para creer en la capacidad de crecimiento de los demás, cuestionando los límites y compartiendo los sueños, aún sabiendo la dificultad de que estos se hagan realidad.
- 2. Reconociendo lo que hay dentro de cada uno, dentro de cada semilla, su potencial y sus necesidades, para dar rienda suelta a su crecimiento.
- 3. Conectando con lo esencial, con la naturaleza, los vínculos reales, el poder de aquello que no se puede medir pero si sentir, ampliando los indicadores y kpis a estados emocionales y a los ritmos de germinación de cada uno.
También este sabio líder germinador comentaba que a los seres que tienen ojos hay que mirarles a los ojos, y a los árboles y plantas hay que mirarles a las hojas.
Miremos a los ojos y a las hojas.
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