A: “Tienes que ser más respetuoso, a veces no te das cuenta de que transmites agresividad en tu tono de voz, puede que tu intención no sea esa, pero consigues que la gente se asuste y se ponga a la defensiva” B: “¿Yo?, qué va!! Lo que pasa es que soy muy sincero y digo las cosas claras, sin hipocresías como hacen otros". ¿Alguna vez has escuchado una conversación como esta?, ¿o la has tenido? Tenemos una estupenda capacidad para protegernos y justificar nuestros comportamientos, para “echar balones fuera”, incluso para no ver lo que no queremos ver. Nos cuesta mucho tomar conciencia de lo que nos sucede, de lo que provocamos e incluso de lo que somos. Confundimos sinceridad con "sincericidio", nos atrincheramos tras lo que decimos que somos para justificar nuestro miedo a vernos como nos ven los otros. Como decía Daniel Goleman en su libro “El Punto Ciego”, “Todo esquema selecciona implícitamente lo que advertimos y lo que no advertimos, ...