Tengo un amigo que se siente muy productivo, se siente orgulloso de dedicar largas horas a su trabajo, incluso fuera de su horario laboral, llega el primero a la oficina, se va el último, se duerme por los rincones, ha ido dos veces al médico en un mes porque le ha subido la tensión de manera “inexplicable”, lleva siempre un maletín lleno de papeles, su agenda está tan cargada de cosas que no cabe un alfiler, va muy rápido a todas partes y no tiene un momento para pararse a charlar o pensar en si realmente es productivo. Hace poco le pregunté si le gustaría ser más productivo y me dijo que no podía dormir menos horas. Cuando le pedí que me describiera un día normal de trabajo me comenzó a narrar un amasijo de idas y venidas, llamadas fallidas, incendios, crisis, sustos, sobresaltos….”Ni un bombero tiene tanta emoción en su trabajo”, le dije. Aparentemente debía tratarse de un puesto de gran responsabilidad en la empresa, pero solo es un mando intermedio, su equipo de 6...