Volvemos a encontrarnos en el comienzo de un año, nuevamente nos debatimos entre la incertidumbre de lo que será y los deseos de aquello que nos gustaría lograr. Tiempo de propósitos, de expectativas, de inscripciones y coleccionables. Hace unos días, charlando con mi amiga Lola en el tanatorio mientras despedíamos a un gran amigo, ella me dijo: ”¿sabes?, esa frase de “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, esa expresión que siempre nos ha llevado de cabeza a la culpa judeocristiana, al esfuerzo de no dejar las cosas a medias, de terminar el trabajo, de hacer las tareas pendientes…esa frase creo que en realidad, a estas edades ya significa otra cosa, significa que no dejemos para mañana las posibilidades de disfrutar, de estar con quien queremos realmente, de volver a reunirnos con las amistades…" Y así lo creo yo también, parece que nuestras obligaciones y propósitos se deben orientar a aquello que no nos gusta o no nos apetece hacer, se nos olvida que realmente debemos o...