La venta es una de esas profesiones que
te facilita un marco único para el desarrollo de competencias clave como son la
comunicación y la influencia. Quien ha vendido alguna vez en su vida sabe bien a
qué me refiero.
Pero tristemente, la venta es esa ocupación en la que muy poca
gente quiere desarrollar su carrera. De hecho, cuesta encontrar profesionales con verdadera vocación por la venta, parece que se acaba vendiendo por casualidad, porque toca o porque no queda más remedio.
Yo he tenido la suerte de cruzarme con grandes profesionales de la venta a lo largo de mi carrera y es un verdadero
alivio para el alma y sobre todo un revulsivo para los estereotipos de los que se hace uso, vendedor con mucha labia y poca escucha.
A menudo me encuentro con perfiles de venta realmente
cualificados. Va siendo cada vez más frecuente encontrarse con personas preparadas, capaces
de demostrar un gran conocimiento de su producto, pero sobre todo un
gran interés por sus clientes. Personas observadoras, cuidadosas, discretas,
interesantes, agradables y hasta sinceras. Personas que se ganan nuestra
confianza con confianza y que la mantienen, mantienen la atención en lo que
hacemos o decimos, nos escuchan de verdad, como casi nadie nos ha escuchado y con ello logran que su asesoramiento se transforme en algo realmente valioso, su consejo algo de fiar, su argumento toda una razón poderosa.
Siempre pienso en un modelo de profesional de la venta como
en una persona con vocación exploradora, al modo de Marco Polo, comerciante y
viajero aventurero. Por ello utilizo a menudo el story telling de la Ruta de la
Seda como guión de mis formaciones en ventas.
Desde la preparación de la caravana, con el conocimiento de
uno mismo y nuestras cualidades, recorriendo desiertos para tener la preparación suficiente al “no me
interesa” y cruzando montañas en las que necesitamos un aporte especial de
capacidad de influencia en las decisiones. Conociendo culturas y modos de hacer
distintos, para saber adaptarse manteniendo el objetivo. Logrando la confianza
de Kublai Kan, emperador mongol para el que trabajó durante más de 20 años.
Durante el último trimestre de 2016 he trabajado en varios
proyectos de formación en ventas, algunos desde una perspectiva de conocimiento
de técnicas y herramientas, otros desde el laboratorio de entrenamiento que
proporciona recorrer la ruta de la seda. El efecto es muy diferente. Los
conocimientos están al alcance de cualquiera, en los libros, en internet... pero la experiencia de una ruta de
descubrimiento, entrenamiento y vivencia , proporcionan a los participantes una
verdadera oportunidad de cambio, de mejora y de reto para continuar sus caminos
en busca de Marco Polo.
La Ruta de la Seda es algo más que un curso, el poder de un itinerario atractivo, genera vivencias favorecedoras del aprendizaje. Para ello hay que saber Cómo crear un itinerario con relato.
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