Yo cambio. Una pequeña guía para nuestros cambios cotidianos

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  El cambio es una constante inevitable en la vida. Sin embargo, todos mostramos distintas formas de resistencia y gestionarlo a nivel personal puede ser un gran reto.  Ya sea un cambio de trabajo, una mudanza, una ruptura o incluso un cambio de mentalidad, pueden llevarse gran parte de nuestra energía, aunque también nos hacen más flexibles a los cambios que vendrán. Dentro de cada uno de nosotros existe un gran potencial de cambio, de transformación y de crecimiento.   1. ¿Por qué cambiar? Todo comienza por el reconocimiento de la necesidad. Necesitamos muchos cambios en nuestra vida, pero este proceso de transformación comienza con un momento de claridad. A veces la sensación de no avanzar, un evento que sacude tus creencias o simplemente una intuición interna, es lo que te hace tomar conciencia de tu necesidad de cambio. Escuchar esa voz es el primer paso hacia la evolución personal.   2. ¿Qué me pasa? Cambiar conlleva emociones de las que muchas vece...

Conectados

Todo está conectado, alguna vez fuimos una célula, y eso no se olvida.
Alguna vez hemos encontrado a alguien que pensaba tan parecido a nosotros que nos hemos sobrecogido y emocionado, alguna vez hemos sentido conectar con alguien con una gran facilidad y nos ha sorprendido, alguna vez nos hemos identificado rápidamente con alguien, y sin darnos cuenta nuestros procesos mentales se han conectado, alguna vez nos hemos SINTONIZADO con alguien hasta el punto de movernos, pensar y hasta respirar parecido.
Nuestro cerebro aún se acuerda de cuando era tan solo polvo de estrellas, por eso se empeña por conectarnos con los otros a través de la imitación, nuestras neuronas espejo se encargan de identificar patrones y hacernos reaccionar como otros sin que nos demos cuenta siquiera. Y esto es porque en el fondo TODO ESTÁ CONECTADO, aunque nos empeñemos en sentirnos una especie única e inteligente, llevamos en nuestro la huella de milenios, construyendo con materiales de la naturaleza, dando forma a una pierna, a un diente...que antes fueron pata y colmillo.

No olvidemos que estamos conectados también a lo que destruimos y mientras nos destruimos con ello.

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