Diseñamos
formaciones de impacto, impartimos formaciones vivenciales, adaptamos
los contenidos a necesidades, logramos movilizar las motivaciones,
tocamos conciencias...
Los y las formadoras, hacemos grandes
esfuerzos por lograr que nuestras formaciones logren su objetivo:
instalar nuevos conocimientos, entrenar nuevas habilidades, tocar
actitudes y conciencias... Pero cuando ese objetivo supone un cambio
en la forma de actuar habitual del participante, cuando supone un
esfuerzo en la puesta en práctica de un nuevo hábito, el taller de
impacto se nos queda corto y necesitamos de un buen proceso de
SEGUIMIENTO.
Debemos
ver el seguimiento de la formación como una acción más dentro de
la propia programación formativa, como una herramienta que permite
mantener la voluntad del participante en el cambio. Pero a menudo
encontramos una gran resistencia en incluir el seguimiento en el
presupuesto, se queda colgando de las propuestas, como un apéndice o
una opción no necesaria.
En
ocasiones, se utiliza el seguimiento como mecanismo de EVALUACIÓN de
la formación en sus diferentes niveles (ver los 4 niveles de la
evaluación de Kirkpatrick), como una forma de obtener la
justificación de que la formación ha servido para algo.
El
seguimiento de la formación se puede realizar de modo independiente
a la implementación de un proceso de evaluación, pues su objetivo
es otro: asegurar la transferencia
y continuidad de los objetivos de la formación al día a día.
Afortunadamente,
con la incorporación de las nuevas tecnologías, el seguimiento ha
aumentado su protagonismo a través de plataformas on-line o tutorías
a distancia. Esto nos facilita un contacto con el alumno a título
individual posterior a la impartición o incluso durante la misma, de
manera que aumentan las posibilidades de mantener la atención y la
voluntad. Pero en la mayoría de los casos, la participación en los
foros de seguimiento y tutorías es mínima y es preciso utilizar
fórmulas de seguimiento presencial que tienen un mayor efecto y en
los que la asistencia esté asegurada.
La
clave de la formación continua no está en suministrar cursos de
manera periódica al participante en función de sus necesidades, la
formación continua es un proceso encadenado de
formación-acción-seguimiento-acción-formación..., orientado a
hacer sentir a las personas más competentes y seguras de su valor.
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